<div style="text-align:justify;">Me escondí entre los árboles hasta que vi que las luces cesaron. entonces, salí a la ruta. No me había dado cuenta de lo lejos que me habían traído hasta que me di cuenta de que no había un alma alrededor de aquel loquero. Estaba solo, aislado del mundo y con un atuendo que haría sospechar que era un loco.
Un auto pasó por la carretera después de horas de hacer dedo y que pasaran de largo.
[[Paró y pedí aventón]]
[[Al parar, unos sujetos me tomaron del cuello y me metieron a fuerzas dentro del auto]]
</div>
<div style="text-aling:justify;">Un hombre con cara de pocos amigos me preguntó a donde me dirigía. Le contesté que cualquier sitio sería bueno, abriéndome la puerta del auto para dejarme pasar.
Condujo hasta el centro de la ciudad, dejándome en un bar. Lo juzgué mal pues, al bajarme, hasta me dio algo de dinero para una comida caliente. Le agradecí antes de verlo desaparecer y que yo comenzara a buscar un lugar a donde ir.
[[Entré a un bar. No sabía por donde empezar, pero al menos, un café me ayudaría a pensar en mis próximos pasos]]
[[Comencé a caminar sin rumbo fijo, esperando tener una idea de a dónde dirigir mis pasos]]
<div style="text-align:justify;">Me taparon la boca y me golpearon. No volví a saber más nada hasta despertar atado en un galpón abandonado. Olía a alcohol y a algo mucho más fétido. Inspeccioné todo con la mirada, había manchas de sangre y fue peor cuando vi una mano salir debajo de un trapo harapiento y sucio: había encontrado mi fin. Estaba seguro que aquellos eran algunos tantos de los demonios que había visto antes ¿Cómo podía escapar de ellos? Tenía que idear un plan, algo rápido, pero primero, debía soltarme.
Palpé el respaldo de la silla, donde tenía mis manos y sentí una parte afilada. Me corté con ello y pensé que podría usarlo para las cuerdas. Y lentamente, comencé a trabajar hasta que al fin, después de un largo rato, las amarras se soltaron, más, me quedé quieto ante la vista de ellos, yo seguía atado. No podía darme el lujo de perder.
Estuve cerca de una hora así hasta que una mujer se acercó a mi, blandiendo una cuchilla tan limpia y brillante que parecía nueva. Me incliné hacia atrás cuando la pasó por mi cuello, contándome sobre como pensaba torturarme. En el momento que la alejó, la golpeé y tomé el arma en mis manos. [[Me iba a cargar unos cuantos antes de salirme]]
<div style="text-align:justify">Me senté y pedí un café. Me sentía paranoico, ya no podía ver a las personas con los mismos ojos: cualquiera podría ser parte del plan de Lucifer. Me sentí aterrado pero había algo que debía hacer. ASí como había un ejercito infernal, debía haber uno celestial ¿no es así? Y sentía que yo era quién tenía que reunirlo, de alguna forma. No sé cómo todavía.
Tomé el café casi sosteniéndome la mano para disimular el temblor de la misma. Miré el contenido y sentí una voz masculina.
—Te encontré— murmuró serio y mis ganas de salir corriendo fueron mucho mayores que cuando me internaron. Pero él pareció leerme y no me dejó ir.
Decía que era de los buenos.
—Yo soy quien le abrió la puerta a Lucifer— me dijo acongojado —fue un error. Estaba borracho, drogado ¡quien sabe! Lo que sé es que desde que abrí la puerta, he tenido visiones de personas. He estado intentando localizarlas, tú eres el primero que veo de todos ellos, pero hay gente que nos ayudará a encontrarlos—
[[Yo sentí que mi vida cada vez se ponía más rara y peligrosa]]
<div style="text-align:justify;">Me sentía observado. El mundo no se veía de la misma forma que cuando entré a aquella habitación, de eso estaba seguro. Todo había cambiado y sentía, podía sentirlo como si fuera casi palpable que algo malo estaba a punto de llegar a nosotros. Ibamos a morir pronto si no hacíamos nada.
Estaba oscureciendo y hacía un frío infernal. No tenía más que la ropa con la que me había escapado por lo que buscar refugio no sonaba tan mal. Necesitaba un lugar donde quedarme como para no morir congelado esa noche. Había logrado escapar, el frío no iba a ser quien me llevara ¡no ahora!
Anduve una hora, poco más, poco menos cuando vi una cara conocida: eran los hombres que vi antes de que me internaran. Justos, esos mismos que andaban con el diablo hecho carne. Me escondí y quedé escuchando un poco la conversación. Nada nuevo, más, sabía que debía irme de allí, así que intenté desaparecer del lugar lo más rápido que podía.
Corrí durante mucho rato, hasta quedarme sin aliento, cuando me detuve en frente de un edificio abandonado.
[[Mi suerte empezaría a cambiar ahora|Lo vería allí en media hora]]
<div style="text-align:justify;">Logré matar a cuatro. Estaba cansado, jamás había recibido tantos golpes, ni había matado a nadie. No sé por qué, pero a pesar de ser demonios, la culpa me comía y no era momento para ello cuando todavía quedaban cuatro más frente a mí.
Tragué saliva agitado, necesitaba un respiro. Una maldita semana de vacaciones para sobreponerme a una parte de esto. Jamás iba a olvidar todo esto, la sangre, el hedor de este lugar ni sus ojos llenos de furia y placer al herir a los demás.
No iba a poder con todos, lo sabía. Estaba llegando a mi límite. Pero si moría, moriría peleando hasta mi último aliento, hasta mi último suspiro. Ya no importaba, al menos, me iría de este mundo sabiendo que quedaron menos demonios que matar.
<div style="text-align:justify;">Si antes me habían creído loco, si llegaba a contar esto, estoy seguro que no hubiesen tardado en ponerme la camisa de fuerza. Lo cierto es que el mundo no estaba preparado para enterarse que los humanos no eran los únicos habitantes del planeta. A decir verdad, yo tampoco estaba preparado para eso, pero ¿qué podría hacer ahora? Nada, absolutamente nada. O eso pensaba. Aquel hombre parecía conocer un poco más que yo.
Me dijo que no era seguro estar ahí así que me citó a otro lugar, donde podríamos estar tranquilos y donde conocería a unas personas más que ayudarían a que todo esto terminara.
Asentí.
[[Lo vería allí en media hora]]
<div style="text-align:justify;">Miré a mi alrededor, estaba todo sumamente tranquilo cuando alguien me tomó de la espalda, me tapó la boca y me metió dentro del edificio. No reconocía a nadie, estaba demasiado intranquilo como para pensar. Todo esto parecía un mal argumento de una película de terror sin presupuesto. Desgracidamente, era mi película de terror sin presupuesto.
Tragué saliva, si antes sentía mi cuerpo temblar por el frío, ahora, era en gran parte por el miedo. Más, un hombre me arrimó a la chimenea y me acercó una frazada, pidiéndome que me quedará allí hasta que me sintiera mejor ¿eran de los buenos? Estaba cada vez más perdido. Sólo quería que todo esto acabara, locura o no, tenía que acabar.
Según lo que me estuvieron explicando y lo poco que pude entender, la puerta del infierno se había abierto con sangre humana y era sangre humana lo que necesitaban para cerrarla. Podrían hacerlo, contener a los demonios y mandarlos de nuevo al infierno sería el verdadero problema. Y el más grande de todos, eliminar a Lucifer.
Nos armaríamos, pelearíamos y haríamos de nuevo nuestra la tierra. Según lo poco que yo sabía, la batalla por el liderazgo del mundo apenas comenzaba. Y hasta donde yo sabía, la raza humana estaba condenada</div>